A nadie es ajeno que las nuevas administraciones, particularmente en los cargos públicos, buscan imprimir su propia “esencia” y rostro a la entidad de que se encargan. Tal es el caso de la nueva Jefatura de Gobierno para la Ciudad de México que, como anunció su nueva titular, la Dra. Claudia Sheinbaum, perderá el rostro institucional que la ha acompañado desde el cambio de nombre por uno que sometieron a concurso público y del que resultaron 20 preseleccionados, dos de ellos con acusaciones de ser muy parecidos a logotipos disponibles en un banco de imágenes como consigna El País en Verne.

A pesar de las recomendaciones de mantener el logotipo con finalidades turísticas, la catedrática Universitaria ha decidido optar por un capricho que va a costarle al erario $150,000 dentro de un gobierno que se auto proclama “austero”, pues pareciera que quieren romper de un golpe todo aquello que recuerde a Mancera y su paso por el otrora Distrito Federal.

Sheinbaum consigna en Twitter que “Todos los gobiernos entran con una nueva imagen institucional” mientras recomienda a los lectores que “No se preocupen, nunca ha pasado por mi cabeza que los taxistas gasten nuevamente en pintar sus coches”, pero esto -en mi nunca humilde juicio- no alcanza para justificarlo a pesar de que el mismo tweet diga que “lo pusimos a concurso para promover la participación de diseñadores y artistas” (porque los demás seguro no son de diseñadores o artistas, ¿verdad?).

Sin duda, lejos de sentirse como un ejercicio renovador suena más a “córtalas” al ahora Senador y todo lo que tenga que ver con él, ya sea por no haber desbandado hacia Morena en su paso por el Zócalo, o bien por mantenerse con “la Mafia del Poder” que llevó a sus dos antecesores a ese cargo (comenzando la lista con AMLO).

Eso sí: La revisión de los pendientes en Tlalpan, el Rébsamen, los damnificados de los multifamiliares y el análisis estructural de planteles que esperen, ahorita urge la nueva imagen institucional. La ciudadanía comoquiera, ¡El logotipo!