Andrés Salado y Sergio Vargas: La fuerza de la juventud en el Palacio de Bellas Artes.

Imagen: Cortesía Andrés Salado (©Michal Novak)

Este fin de semana, el Palacio de Bellas Artes se engalanó con la visita del español Andrés Salado, destacado director que, a pesar de su juventud, ha ondeado la batuta frente a técnicamente todas las orquestas de su país y varias del extranjero, entre las que encontraremos frecuentes colaboraciones con nuestra Orquesta Sinfónica Nacional.

El programa que se ofreció este viernes y domingo puede denominarse una gala de jóvenes, pues el solista fue nada menos que Sergio Vargas: pianista mexicano que no sólo es de corta edad, sino de un inimaginable talento. Nos sorprendió y aderezó la velada con el Concierto para Piano nº 9 de Mozart. Sin duda alguna, la juventud se impone en el casi centenario Coloso de Mármol. Ojalá todos los pequeños tuvieran la oportunidad de iniciar sus carreras bajo batutas tan cariñosas como la de Andrés Salado, quien con tiernas miradas y precisos movimientos arropaba a Vargas para, juntos, crear magia sonora.

El pianista Sergio Vargas en concierto
Sergio Vargas durante el concierto / Imagen: INBAL

Es destacable la relación de intimidad entre Salado y la Orquesta. Latente, precisa y propia de quienes dicen todo mientras callan, la comunicación entre atriles y batuta es mística, sorprendente, encantadora. Andrés brilla y hace brillar la Sinfónica Nacional, emanando juntos el perfume de la armonía misma.

Sergio, por su parte, era el niño de la casa. Llenó de alegría y ternura el escenario con tan sólo poner el primer pie en él, obteniendo del público una cariñosa pero observadora mirada que le animaba a hacerlo mejor y no confiarse de la juventud, divino tesoro que le hace destacar tan magníficas habilidades pianísticas. Recuerden ese nombre: estamos viendo nacer a un maravilloso ejecutante.

Mención aparte merece la Séptima de Beethoven. Sonora, elocuente, brillante y en su punto.  Andrés Salado hace magia con la sinfonía, en sus manos siempre es nueva y sorprendente. Parafraseando al poeta, pocos serían los elogios en mi boca para tan genuina interpretación.

No cabe duda: este fin de semana fue un suceso.

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