Lo mío con Mozart fue amor a primera vista: Pablo García-López

El destacado tenor cordobés Pablo García-López nos permite entrar en la intimidad de lo que él mismo cataloga como amor a primera vista con Mozart.

«Lo mío con Mozart fue amor a primera vista. Llegó a mi vida de manos de mi padre, cuando yo era un niño, él me regaló mi primer CD del Réquiem y Exultate Jubilate de Mozart con una Lucia Popp radiante», cuenta emocionado el joven tenor, quien a su corta edad ha compartido escenario con importantísimas batutas como el Mtro. Plácido Domingo o el también jovencísimo español Andrés Salado. «Pronto sentí que era una música que entendía muy bien, y con la que tenía algo en común que no podía casi comprender. Mi sorpresa fue cuando al llegar a la Universidad Mozarteum de Salzburgo, me catalogaron como un tenor Mozartiano, entonces comencé a estudiar muchas de sus óperas y sobretodo me insistieron mucho en cómo abordar estilísticamente sus recitativos, donde puedes encontrar multitud de detalles para interpretar repertorios posteriores»

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AMOR SIN BARRERAS

El gusto de Pablo no termina en lo operístico, pues confiesa que le gustaría interpretar el concierto para clarinete en La mayor del compositor austriaco. «Su adagio es de otro universo, pero soy cantante y no puede ser, me consuelo escuchando».

AMOROSAS PETICIONES
La joven promesa tiene algo que pedirle a Wolfgang. «Me hubiera gustado estrenar Tamino. Creo que La Flauta Mágica es un singspiel en el que se une toda la madurez de Mozart con las nuevas corrientes que empezaban a llegar a Austria». El amplio contacto que se receta el cordobés con la música del austriaco ha generado en él no sólo un fuerte amor por su creación, sino una perspectiva propia. «Me parece sublime la escena de Tamino y el Orador, ese recitativo encierra toda la música que se ha escrito hasta entonces, y debería ser obligatorio su estudio para todos los cantantes e instrumentistas en los conservatorios».

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