Sufragista y compositora: Ethel Smyth

Mucho hay que reconocer del trabajo de Ethel Smyth. Como creadora de óperas, su trabajo destacó entre los colegas de su época gracias a la genialidad sonora de sus piezas, cuyos más importantes ejemplos podemos encontrar en Los Naufragadores o Fête Galante, historias de gran calidad pero que casi podrían caer en el olvido por una razón simple y triste: Smyth era mujer, y sufragista.

¿Qué puede importar el género, si su genialidad la respalda? Yo me pregunto lo mismo, pero no olvidemos que Smyth vivió en el Reino Unido entre 1858 y 1944. Hablamos de una mujer con un lenguaje musical propio y vibrante, que llevó su compromiso con las congéneres de su época hasta su arte componiendo la Marcha de las Mujeres, y acomodándola graciosamente en una de sus más geniales oberturas -la ya mencionada ópera The Boatswains’s Mate- como tema central.

En la actualidad se conocen al menos 6 óperas suyas, además de una prolífica creación de música coral, de sala y sinfónica, a pesar de que su padre no estaba de acuerdo en que saliera de Inglaterra a estudiar composición. Sin embargo fue convencido por Alexander Ewing, oficial de Army Service Corps, quien descubrió en Ethel un gran talento y lo impulsó enseñándole tratados de orquestación y obra de creadores como Wagner, Berlioz o Brahms.

«Ethel Smyth estaba destinada a convertirse en la compositora más notable y original de la historia de la música”
–George Henschel

Compromiso social, el sello de Ethel

Ethel Smyth fue miembro desde 1910 de la Unión Social y Política de Mujeres, (Women’s Social and Political Union, WSPU), organización militante sufragista fundada en 1903 por cuya causa abandonó la música un par de años y por la que pasaría 24 meses en prisión al participar en los disturbios convocados por Emmeline Pankhurst, junto a 108 mujeres que rompieron las ventanas de los políticos anti-sufragistas.

El impacto de The March of the Women” fue tal que se convirtió en himno e ícono del movimiento feminista en Inglaterra, al punto de que al ser visitada por Thomas Beecham en la prisión de Holloway, Smyth dirigía el canto de las suffragettes que evocaban la Marcha de las Mujeres.

Posteriormente, al estallar la Primera Guerra Mundial, Ethel fue voluntaria en el Hospital de Vichy en el que la exposición a diversas enfermedades y su labor como asistente de radiología generaron en ella problemas auditivos, doble neumonía y pleuritis que superó a su regreso a Reino Unido.

Firma la petición de Eva Meitner para que la música de Ethel suene en Leipzig, aquí

El reconocimiento

Smyth logró en conjunto no sólo el reconocimiento de las mujeres como sujetos de derechos en el Reino Unido, sino heredarnos un valiosísimo legado musical que en nuestros días sigue sonando –aunque injustamente poco– en salas de concierto y casas de ópera al rededor del mundo.

Además, Ethel Smyth fue condecorada en 1922 como Dama de la Orden del Imperio Británico, selecto grupo en el que figuran personalidades como Adele, Joan Sutherland, Elton John, entre otras y otros. •

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