Imagen: twitter.com/DrNetas

En 2014 la Xunta de Galicia impulsaba la creación del Día de la Ilustración, que se celebra anualmente el 30 de enero para reconocer esta labor.

México es claramente un país lleno de imágenes y muestra de ello son nuestros muralistas y, sobre todo, nuestros moneros: Gracias a los cartones que ilustran técnicamente todos los periódicos nacionales, la información viaja no sólo con más velocidad gracias a la imagen, sino con un toque de humor que hace la noticia no sólo más presente sino más llevadera y nos invita al análisis.

La historia de la caricatura en nuestro país tiene antecedentes en los principales movimientos políticos de la historia nacional. Basta una rápida mirada al trabajo de Ernesto “Chango” García-Cabral (con un acervo de casi 25,000 obras), Eduardo del Río “Rius”, o el mismo José Guadalupe Posada en tiempos porfiristas; la gráfica también ocupó las coyunturas sociales y de eso dan testigo los trabajos de Rivera, Siqueiros, e incluso Vlady en publicaciones como Mexico/this month.

En la actualidad contamos con plumas y pinceles que, a través de una picardía propia de nuestra cultura, nos narran los sucesos con la enorme responsabilidad de procesar la información y hacernos visible en un cuadro —o unos cuantos— lo más relevante del acontecer político y, naturalmente, de los asuntos que más deberían ocuparnos en materia de agenda común. Uno de ellos es Francisco Almaraz, Pacasso. Periodista desde 1993 en Grupo Reforma —de cuyo núcleo fundador forma parte—, Pacasso ha llevado una carrera en paralelo: «Cubría eventos noticiosos, realizaba entrevistas, reportajes y, en mis ratos libres, aprovechaba para hacer viñetas sobre lo que pasaba a mi alrededor. Después tomé el valor de presentarlas a los encargados de las páginas editoriales y después de muchos intentos, mientras reporteaba, logré que me aceptaran mi primer cartón”, recuerda en entrevista con Mexicana de Arte •.

Luego, como editor del periódico Metro, comenzó la publicación de una tira cómica diaria y al mismo tiempo, la experimentación con la animación haciendo el programa de Mario Netas que, por cierto, aún puede verse en los medios digitales del REFORMA a modo de noticiero animado y con una sátira de primer orden que no pierde su valor periodístico y mucho menos la crítica que Pacasso considera elemental en la labor del monero. “Creo que al reportar un hecho noticioso el 90% es el hecho en sí y el 10% la interpretación que cada quien hace del mismo. Hacer caricatura es lo contrario”, señala.

Francisco Almaraz se ha convertido en una referencia no sólo como dibujante sino de opinión. Personajes como el Dr. Netas de la Unidad de Quemados han puesto sobre la mesa preguntas y observaciones muy puntuales sobre el proceder de las y los administradores de las arcas públicas, o los líderes políticos. Atendiendo a las y los quemados —socialmente hablando—, Pacasso y Berenice Loaeza nos invitan a cuestionarnos —mientras sus personajes lo hacen— la forma de actuar de los actores públicos, sus dichos y hechos, incluso en el panorama internacional. Esto, en palabras de Pacasso, “provocó muchos disgustos, pero como por fortuna no tengo contacto con las personas que elijo al hacer caricatura o humor, las reacciones siempre llegan tarde y a través de terceras personas. Hay quienes lo toman con humor y hay quienes no”.

Una parte vital del hospital que necesitan nuestras emociones para soportar la realidad que vivimos es la Terapia Intensiva. En este formato, Almaraz y Loaeza presentaban un resumen para quienes despertamos del coma de la prisa y nos ponían al día sobre lo que había acontecido en la semana con un infalible humor que, entre risa y risa, nos metía en la reflexión de lo que vivimos día con día y cómo puede repercutir en nuestras realidades diversas.

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Personajes como el Dr. Netas, Nicasio o Mario Netas se han instalado con facilidad en el imaginario colectivo, así como el Paca-zoo: serie creada por Almaraz durante la cuarentena por COVID 19. Expuesta en sus redes sociales, la creatividad de Pacasso nos adentraba en animales fantásticos creados en este tiempo libre que el SARS-CoV-2 nos regaló forzadamente.

También en esta cuarentena llegaron los cartones de Aislamiento, donde Pacasso nos mostraba divertidas escenas cotidianas con un gato, un cactus y un caracol como elenco principal y diversos invitados como una olla exprés que se jubiló en un explosivo y emotivo evento.

Otros invitados especiales, que son más bien auto-invitados, son todas esas voces en contra de la crítica, muchas de ellas virtuales. A pesar de que Pacasso ha sido observador y crítico del poder desde el inicio de su carrera, en fechas recientes sus cartones —y colaboraciones con personajes como Brozo— han sido duramente señalados por simpatizantes del gobierno de México. 

“He sido ácido desde el gobierno de Carlos Salinas. Ese ha sido mi estilo, el de hacer evidentes las fallas de las autoridades. ¿Cambié mi enfoque con el actual gobierno? No. Posiblemente haya más voces apoyando al gobierno en turno que a los anteriores, pero eso no lo hace infalible y la labor de cualquier caricaturista, minero o humorista político debe ser la de seguir subrayando esos errores”, remata el caricaturista.

Esa crítica, y lo entrañable de su trabajo, nos invitan a no dejar de leerlo y, sobre todo, a no dejar pasar la oportunidad de tener un pedacito de Pacasso con nosotros ya sea con cualquiera de los productos de el dactaar. •