Si buscamos las opiniones y referencias sobre sus obras, nos encontramos en la Enciclopedia de la literatura en México (versión on line) este comentario de Claudia Albarrán:
Sus narraciones marcan un parteaguas en la literatura mexicana, especialmente en la escrita por mujeres, porque abordó temas delicados para la sociedad mexicana, sobre todo, hizo énfasis en las relaciones familiares y de pareja. Sus relatos siempre cuestionan los roles y ponen en abismo los valores tradicionales para subvertir la moral al uso y contravenir el statu quo. No sólo profundizó en asuntos como el erotismo, la locura, la muerte, la perversión, el amor, la pasión, el voyerismo, la pérdida de la inocencia, la infidelidad y la traición, sino que denunció esos “secretos” ocultos, inherentes a muchas familias mexicanas de entonces y de hoy, como el abuso sexual, el maltrato de los padres a los hijos, el autoritarismo, el machismo, el aborto, el incesto y el bullying, entre otros. Si bien en sus primeros cuentos la mirada de Arredondo se concentra en mostrar la fragilidad que existe entre las nociones de “bueno” y “malo”, será mediante la ambigüedad, la combinación de contrastes y los claroscuros, como conseguirá afianzar su posición ética como intelectual y su postura estética como escritora de primera línea en las letras mexicanas.
Si leemos sus textos, pensamos en lo absolutamente contemporánea que es su visión del mundo y lo profundamente cercana que está a nosotras. Explica la realidad de una manera tan clara y diáfana: “Es extraño como llega a coincidir, lo que nos sucede con lo que queremos que nos suceda” y nos entrega a la ensoñación sin prejuicios.
Nacida 20 de marzo de 1928 en Culiacán, Sinaloa, sorprende cómo en medio de un ambiente tan poco propicio a la vida intelectual y con una amenaza siempre de la caída económica de su numerosa familia, puede nacer una escritora del tamaño de Arredondo.
Su crisis existencial durante sus estudios de filosofía en la UNAM, la llevan a cambiar de carrera y dedicarse al mundo literario de lleno. Una brillante tesis sobre el teatro y la política en la primera mitad del siglo XX, la llevan al ámbito escénico y de ahí a la biblioteconomía, lo que la hace trabajar en la Biblioteca Nacional de su alma mater.
Sus aportaciones no sólo están en sus obras, sino también en la redacción del Diccionario de Historia y Biografía Mexicanas, en su trabajo para la radio y la televisión a principios de los años sesenta, en la Revista Mexicana de Literatura hasta 1965 y muchos otros eventos académicos y de gestión.
Desde 1965 no deja de publicar hasta su muerte, acaecida en 1989. Postrada en silla de ruedas primero y luego en cama, por diferentes enfermedades psíquicas y físicas, es autora de una novela, tres libros de cuentos, dos ensayos y un libro para niños.
Parece bastante increíble, que ella –nacida en el siglo XX y escritora desde 1954- todavía padezca la injusticia de haber publicado sin su nombre. Hasta su divorcio de Tomás Segovia en1965 no firmó ningún texto.
La temática que aborda – la identidad, la mirada, la obscenidad, el cuerpo, el erotismo- y la manera en que lo hace nos la vuelven sorprendente y entrañable por igual. Sus varias crisis existenciales, nos parecen más que lógicas ante un mundo que la adora pero la publica poco, no la lee y mucho menos la comprende.
…acudía al papel y al lápiz no para solucionarlo, por supuesto, sino para exponérmelo claramente, desde otro punto de vista, y procurar que otros lo entendieran.
Mi necesidad es la de encontrar y tratar de comprender almas, aunque para ello tenga que recurrir, a veces, al oficio menor de describir con caracteres.
La pregunta que más nos inquieta cuando la leemos es: ¿cuánto nos hemos perdido de lo que no llegó a escribir?
Hablar de Inés Arredondo es también hablar de una voz del feminismo poco común, de “las entrañas vacías” del ser y sí, también de lo que no hemos escuchado de nosotras mismas. •