Dos camas retratan las diferencias que pueden persistir entre quienes migran. La luz es tenue. La escena, un sótano en algún país desarrollado; el contraste, sus habitantes y sus reflexiones de cara al Año Nuevo.

«Cuando den las doce», dice uno de ellos, «allá arriba botarán los corchos». Pero abajo, aquí o allá abajo, las crías seguirán preguntándose si volverán a ver a quien salió para no terminar de perderlo todo.

La espera, la desesperanza, el miedo y la indiferencia provocada por el hambre de certezas son sentimientos explorados por Sebastián Torres y Jesús Delgado en Emigrantes: uno de los dos montajes con los que el Grupo Teatral Emergente celebra 18 años de existencia mediante una residencia artística en el Foro Shakespeare.

«Actualmente hay un discurso contra la migración, pero cualquiera puede ser migrante», considera Delgado, quien califica la situación política latinoamericana como pendular. «Es muy peligroso ir a los extremos. Yo siento que en Latinoamérica somos como unos adolescentes en la historia, pero eventualmente —cuando entendamos que hay que buscar los centros— la democracia será mucho mejor».

Por su parte, Torres comparte que actualmente no se trata de ser de izquierda o de derecha, pues lo considera reduccionista. «Hay que tener los ojos y los oídos bien abiertos. Independientemente de que seas de izquierda o derecha, no puedes defender lo indefendible. Si tú ves que tú votaste por algo y no se cumple, o gira, o se vuelve radical, hay que prender las señales».

«A veces tendemos a casarnos con una idea y creer que todo el que no piense así es el enemigo, ahí empiezan los problemas. Así empezó nuestro país, el debate tiene que ser más complejo».

Jesús Delgado y Sebastián Torres comparten escena en "Emigrantes". Jesús Delgado viste ropa haraposa y se sienta en una maleta oscura mientras que Sebastián Torres viste un traje sastre sucio y corbata desgastada mientras se sienta en un banco de madera.

La historia

Emigrantes es una creación del polaco Slawomir Mrożek, «que ha destacado por el tratamiento inteligente con el que ridiculiza a los regímenes totalitarios y profundiza en realidades sociales como la migración y el abuso de poder» según indica el Foro Shakespeare.

Los dos personajes que la componen se envuelven en una acalorada discusión sobre sus perspectivas no sólo del exilio sino del otro. ¿Qué motiva la salida? ¿Qué mantiene a las personas en el exilio? ¿Existe realmente el autoexilio ante el autoritarismo? Todas esas preguntas flotan sobre la escena.

Una escenografía por demás sencilla se llena de simbolismos durante el avance de los diálogos. En ello contribuyen las paredes del foro, que junto con la luz —a veces poco precisa— llevan al público a un sótano donde el elenco escucha las celebraciones del Año Nuevo.

«Lo que más nos gusta del autor es su sagacidad, su agudeza y su inteligencia para hablar de temas universales», explica Delgado. «Tiene una combinación maravillosa entre humor y drama». Desde su perspectiva, la obra comienza con la comedia para, en un movimiento muy efectivo, llevar al público a la crudeza de la situación que expone.

En ese sentido, Torres considera que Emigrantes busca conectar con la audiencia para generar empatía hacia las personas en tránsito. «De ninguna manera pretendemos darle respuesta a un problema tan complejo [la migración], pero la solución no es cerrar las puertas e impedir que la gente se mueva».

«Somos migrantes empoderados, pero es necesario que se empatice con el migrante».

La temporada

La residencia del Grupo Teatral Emergente se desarrolla del 5 de enero al 23 de febrero. Durante enero presentarán Emigrantes y, durante febrero, Los Policías, ambas sátiras políticas de Mrożek.

Las funciones tendrán lugar en el Foro Shakespeare (Zamora 7, Condesa, CDMX) los domingos a las 18 horas. Las localidades tienen un costo de $350. •

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