Una de las primeras mujeres en ostentar al mismo tiempo las especialidades como Directora de Orquesta y Compositora, Gina Enríquez es también una de las 100 mujeres más influyentes de la lista Forbes 2019. Fundadora de orquestas, activa promotora de la música nacional y huésped de algunas de las principales instituciones orquestales de nuestro país, reconoce que abrirse paso entre las batutas no es sencillo: «Desde que empezaron las primeras mujeres a buscar, en el siglo XIX y buena parte del XX, era muy complicado. No hay aún la apertura que necesitamos las directoras de orquesta«, señala en entrevista con Mexicana de Arte.

Esta y otras vicisitudes que las mujeres experimentan en el ambiente orquestal serán el tema del lll Simposio Internacional de Mujeres Directoras, organizado por Ligia Amadio vía zoom. La participación de Gina Enríquez representará la primera vez que nuestro país tenga una representante, junto a disertantes de Brasil, Colombia, Venezuela, Cuba y Estados Unidos, entre otros, y donde buscarán incidir en políticas públicas para garantizar la perspectiva de género en el campo de la dirección y la composición. «Las orquestas no nos abren las puertas para tocar nuestra música, en este simposio vamos a trabajar en la construcción de políticas públicas para que los gobiernos nos incluyan más en los programas de las sinfónicas de América Latina» mediante el diseño de estrategias para que las propuestas sean contundentes y, ya unidas, puedan respaldarse mutuamente.

Y es que no es novedad, reconoce la misma Enríquez. «Así te lo pongo: ni le hacen caso a las mujeres. Que me digan quienes habitualmente van a las temporadas de las orquestas, ¿cuántas directoras de orquesta o compositoras han visto?. Muchas personas ni siquiera saben que habemos directoras», apunta. Esto, en su perspectiva, se debe a que no se abren espacios para ellas y que, enfatiza, «sí hay discriminación«.

Bajo el hartazgo ante el estrecho espacio que se ha logrado abrir para las mujeres en los espacios orquestales, Gina Enriquez fundó la Orquesta de Mujeres del Nuevo Milenio con la idea de generar una nueva área de oportunidad, dando también un ejemplo incansable y que sigue buscando mantenerse a flote para ser un oasis en este desierto de oportunidades. «Ha sido sumamente complicado, insisto: Sí hay discriminación, no se nos toma tan en serio ni tan en cuenta a las mujeres pero seguimos y seguiremos en la lucha como se ha seguido en todos los campos del desarrollo humano«.

Al ser cuestionada sobre si la música es un método pacífico de protesta, la directora niega rotundamente. «La música es un arte maravilloso, necesario para el ser humano porque es un arte que le da salud a la mente y las emociones. El arte en general es sanador», aclara. «Yo veo al arte en general, no sólo a la música, como una forma que tiene el universo para ayudar al ser humano a ser más noble, para sanarlo». Sin embargo, considera que organizarse en materia de las instituciones orquestales «no es una cuestión de protesta sino de derechos humanos». «Si en las orquestas solamente tienen derechos los hombres, entonces está desequilibrado: Sólo ellos tienen derecho a dirigir, a que se escuche su música, a tocar frente a un público. Es una cuestión de exigir nuestros derechos, si a eso se le llama protesta, sí: A cualquiera que se le trata con injusticia, protesta«. Y es que no hay error en sus afirmaciones de que los programas de concierto están plagados de hombres y un evidente repliegue hacia las mujeres, incluso en las plazas administrativas.

A pesar de las dificultades, Gina Enríquez sigue dando la lucha, buscando estrategias para generar espacios donde las mujeres podrán no sólo ocupar un atril, sino una batuta, una plaza solista.